No siempre hay suficientes foros para la expresión de los jóvenes, al menos no en un país donde la cultura y el deporte no son prioridades, como desafortunadamente lo es México.
Pero hay algunos momentos en el tiempo en los que nos toca vivir una de esas raras oportunidades en las que cultura y deporte son el motivo de un gran evento.
La ciudad de Chihuahua ha sido sede de la Universiada Nacional 2010. Estudiantes de nivel universitario de todo México se han dado cita en nuestra ciudad para competir en cerca de 20 disciplinas deportivas.
Pero para beneplácito de todos, también hay Universiada Cultural y Académica.
La Plaza Mayor es de nuevo el escenario para la cultura. Durante 5 dias, distintas casas de estudios hicieron acto de presencia en el gran escenario, para mostrar y compartir música y danza.
Es la noche Folklórica y en el escenario, comparten las tablas la Compañía de Danza Folklórica de la Universidad Autónoma de Chihuahua y la Compañía de Danza de la Universidad Veracruzana.
He llegado apenas a tiempo. Plaza Mayor ya está llena y es obvio que los organizadores subestimaron la asistencia. Apuradamente colocan decenas de sillas extras, porque la gente sigue llegando y la multitud de pie es cada vez mayor.
Una tarde primaveral perfecta y el público, una mezcla interesante de jóvenes, algunos universitarios, otros más, integrantes de grupos de danza locales. De los adultos, muchos adultos mayores, obviamente atraidos por la magia jarocha. Si bien aquí no cantamos mal las rancheras, la región de la Huasteca mexicana tiene un legado cultural muy complejo y variado. Veracruz, inmerso en esa región, sin duda se cuece aparte y es uno de los íconos culturales del país.
La tercera llamada llega y es el turno de los anfitriones. La UACH brinda un espectáculo bellísimo acompañado con música de mariachi. Un ensamble de bailes regionales que una vez más nos reafirman el orgullo de vivir en estas tierras con las tradiciones y la cultura que tanto subestimamos.
Luego...luego vendría lo mejor. Desde Veracruz todo el colorido y la música tan típica de la región. El arpa, el bajo y la jarana, el color y los bailes de las distintas regiones veracruzanas. Todo un festín visual y auditivo.
Si bien ambas compañías tienen un hermoso espectáculo, el de nuestros hermanos jarochos es simplemente excepcional. Bello en colorido, vestuario y ejecución. Sones y Huapangos hicieron que el público no esperara a que finalizara algún baile para aplaudir, porque no había necesidad de esperar. ¿Para qué?, si a medio baile la exhibición ya merecía el aplauso.
Y el gran final, ellas en vestidos blancos de encaje valenciano y mantilla de tul, de mandil bordado, abanico y rebozo. Ellos, de Guayabera, sombrero de palma y paliacate rojo. El arpa y el zapateado en la más típica y conocida estampa veracruzana convierte la noche en un manjar de folklor.
La gracia y la belleza de ellas, la gallardía y galantería de ellos. Un espectáculo para recordar.
¡pa´su mecha!... ¡Viva Veracruz!....