Hace unas semanas solicitaron mi servicios para documentar fotográficamente una ceremonia de abanderamiento de una institución educativa. Tres circunstancias lo hacían especial para mí: primero, que nunca había estado en una ceremonia de ese tipo. Segundo, habría ceremonia de cremación de la vieja bandera. Tercero, la institución era un jardín de niños.
La ceremonia se retrasó a solicitud del representante del 23 Batallón de Infantería, para que se efecuara a las 12 p.m. en punto, por lo que el reportero y el camarógrafo de TV Azteca debieron retirarse, ya saben, la noticia es lo que da rating y no puede esperar, en especial si es mala. Y un jardín de niños no atrae más audiencia que un narco ejecutado o que un exalcalde corrupto esté siendo exhibido.
Es fácil imaginar el ruido de un centenar de niños en el patio de la escuela, lo que es inimaginable, hasta que estás ahí, es el silencio instantáneo que produjo la presencia de los militares entre ellos. No, no es silencio por miedo, sino por admiración. En cada niño, en cada par de ojitos, brillaba la admiración, el asombro y el respeto.
La escolta militar se posiciona en un extremo del patio y la escolar en el otro. De un lado, aquéllos que han elegido servir a México como parte de sus fuerzas armadas. Del otro, seis pequeñines, que a su corta edad muestran tanta gallardía y orgullo como aquéllos en uniforme. Una bandera que ya denota su edad, seguramente mucho mayor que la de la pequeña abenderada, que con su pequeña pero firme manita, la sostiene a través de esa asta dorada de la cual pende a merced del viento.
El verde y el rojo, pálidos. El blanco, ya sin brillo. Su esencia y su grandeza, intactas.
Los niños cruzan el patio, marchando a veces con ritmo, a veces con puro corazón. Un flanco izquierdo y se detienen. A una orden del pequeño comandante de la escolta, la abanderada inclina el asta en un último saludo, para entregarla al oficial a cargo.
El oficial retira cuidadosamente la bandera del asta, la dobla lentamente y la deposita en un recipiente, como si depositara un bebé en su cuna. Enciende el fuego y saludamos mientras redoblan los tambores y ensordecen las trompetas. Saludamos mientras la ceniza se eleva hacia el cielo, mientras el calor del fuego y el calor del soleado día de primavera se funden en un adiós al lábaro patrio.
Emocionalmente es muy impactante. No importa qué tan viejos o jóvenes seamos, cuál sea nuestra manera de pensar o nuestro nivel económico o educativo. A todos nos pasa lo mismo, se nos hace un nudo en la garganta ante nuestra bandera, porque significa mucho. Significa demasiado. Significa patria, hogar, familia, libertad, identidad, pasado, presente y futuro. Tal vez significa todo, por eso no lo entendemos.
El oficial procede a entregar la nueva bandera, meticulosamente doblada, de colores brillantes, tan brillantes como el futuro que todos queremos y que a veces parece tan inalcanzable. Antes de depositar la bandera sobre las ansiosas manitas que ya se extienden para tomarla, el oficial juramenta a la escolta.
Finalmente, la nueva bandera está en buenas manos. En las manos limpias de aquéllos que llevarán las riendas de éste país en unos 20 o 30 años, desde la trinchera de un hogar, de una oficina o de donde sea que el destino los lleve.
Y a una orden del pequeño comandante, se retiran.
Cuando experimentas éste tipo de cosas, es cuando realmente te indigna que nuestra clase política tome por asalto el congreso y escuden sus intereses tras la bandera. Si hay alguien indigno de tomar la bandera y ondearla, desgraciadamente son ellos. Los enemigos de México no están afuera, sino dentro. De hecho, dentro del mismo gobierno. Ojalá y algún día lo entendamos y hagamos algo al respecto.
8 comentarios:
Muy interesante y emotivo tu comentario....desafortunadamente los intereses mezquinos en todos los ambitos nos ahogan...esperemos que la nueva esperanza de un Mexico mejor, surja en estas pequenas manos que hoy acogen nuestro labaro patrio.
Sí, es por eso que es tan importante retomar y cultivar en los niños esos valores que a veces nos parecen clichés anticuados: familia, honor y patria. Cuando lo hagamos de nuevo, muchas cosas van a empezar a cambiar.
[Bien, no se si se mando, asi que lo vuelvo a mandar.]
La gran mayoria de la sociedad no lo entiende, solo se conforma con ver a un cenador, diputado, o cualquier persna con poder que tenga alguna propuesta que no sea lo suficientemente mediocre como para que la gente la crea.
Eso es por lo que Mexico no esta progresando en si, pero bueno, solo esperemos que la generacion que viene lo entienda, e intente, o mas bien: que mejore el gobierno.
En fin, muy lindas fotos las que tomo de esos niños con la bandera, dan un "no se que" que llega al corazon, pero bueno, me retiro.
Lo vere luego, saludos.
Atte: R.A.
snif, que lindo post morro. Y las fotos geniales
Joder!! Morris QUE BUENO QUE SOS !!
ALICE
R.A., totalmente de acuerdo y lo bueno es que también hay esperanzas. En la medida que eduquemos e inculquemos valores en nuestros niños, veremos un país mejor. Ojalá y nos toque verlo.
Pao, ya había estado yo en ceremonias de arrío de bandera, muy solemnes y con todo el protocolo, pero esto es otra cosa. Y si a eso le agregas la inocencia de los niños, pues tienes un coctel emotivo muy fuerte. Ver a un oficial del ejército entregarle la bandera a una niña de 7 años, créeme que no tienes defensa posible contra eso. Es una de esas cosas que te llegan directo al corazón.
Gracias hun!!...un saludote y qué gusto que te reportas!!!...
Cada dia se aprende algo nuevo...
Yo tampoco sabia sobre el abanderamiento....
Buena reseña y buenas fotos!
saludos
Tania
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