lunes, 7 de diciembre de 2009

Una Noche en el Museo



De niño siempre quise tener un telescopio. Pero nunca tuve los recursos económicos para hacer ese sueño realidad. Y no es tanto que no hubiera telescopios baratos, sino que al fin niño, yo quería algo así como un Monte Palomar en miniatura.


Siempre quise observar con mis propios ojos a los hombrecitos verdes de Sidonia, en Marte, o al menos, darle un vistazo de cerca al célebre cráter Tycho en La Luna. Ni qué decir de los anillos de Saturno o los incontables satélites de Júpiter.


Pero tendría que esperar muchos años para hacerlo.


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La noche es perfecta, una de esas noches en que el otoño aún no olvida al verano, o que el verano aún se niega a darle su lugar al otoño. Sea como sea, es una extraña mezcla de calidez y viento fresco. Si te pones una chamarra te da calor. Si te la quitas, te da frío. Y a diferencia de otras regiones del país donde las nubes negaron toda posibilidad de observación, el cielo de Chihuahua luce como casi siempre: hermoso, despejado, lleno de estrellas. Es una de las ventajas de vivir en zona desértica. La atmósfera suele ser muy estable, casi predecible.


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Dos cuerpos celestes destacan sobre cualquier otra cosa en el cielo: La Luna y Júpiter. Imagino que La Luna se ha de haber sentido desnuda por tanto voyeurista apuntando su mirada en ella. Decenas de telescopios buscaban en las intimidades de sus cráteres algún detalle, algún selenita de pic nic o tal vez alguna prueba de si el hombre llegó o no a la superficie lunar.


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Pero al fin de cuentas, se trataba de divertirse y de conseguir un Record Guinness, el de la mayor cantidad de telescopios apuntando al mismo lugar al mismo tiempo. La reunión fue en la explanada del Museo Semilla de la Ciudad de Chihuahua.


Entre padres e hijos, abuelos y nietos, telescopios reflectores y refractores, los jueces contabilizan uno a uno los instrumentos ópticos, desde algún humilde telescopio reflector casi de juguete hasta un imponente telescopio catadióptrico operado por computadora, con sistema de rastreo estelar y otros gizmos tan espectaculares como igualmente inútiles. ¿Para qué quieres un telescopio con GPS?, a menos que quieras que el telescopio regrese a casa solito en caso de que se pierda.....


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Ja, es sólo una broma producto de mi envidia.


En fin, al final del conteo, 124 telescopios en la ciudad han colaborado decisivamente en el logro de la meta. Chihuahua ha contribuido con el 11.5% del record. A nivel nacional, 1,024 instrumentos ópticos han escudriñado La Luna simultáneamente.



El evento, llamado Reto México 2009, ha sido organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Academia Mexicana de Ciencias y varios distribuidores de telescopios y binoculares de marcas reconocidas a nivel mundial. Y la sede en Chihuahua capital ha sido el Museo Semilla con el apoyo del Gobierno del Estado.


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Ha sido una noche en el museo, una noche que chicos y grandes la han pasado bomba, las familias han compartido una noche juntos y tal vez algunos de esos pequeñines, esos críos que con ojitos llenos de ilusión y curiosidad escudriñan hoy la bóveda celeste, mañana se conviertan en astrónomos o físicos y tal vez, solo tal vez, puedan explicarnos mejor una de las preguntas eternas del género humano: de dónde venimos y hacia dónde vamos.

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