Es una tarde de sábado. Un poco de viento condimenta al frío ligero que insiste en hacerse sentir. La explanada de Plaza Mayor luce llena a medias. Debido a la temporada navideña, se ha convertido en un foro permanente para espectáculos, con gradas, sillas y un gran escenario.
El DIF, Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, que en México es la institución pública responsable de la asistencia social, organiza año con año una serie de festejos conocido como Festival Navideño del DIF, siendo éste el quinto año que se lleva a cabo.
Entre el incansable bullicio decembrino de las decenas de tiendas en los alrededores, miles de personas hacen sus compras decembrinas, otros tantos pasean y llegan a la Plaza para ver el espectáculo del día. El escenario es por demás sencillo, de hecho, se puede decir que no hay escenografía. Pero no hace falta. Tras el escenario, los árboles y faroles de la Plaza son un excelente fondo. A la izquierda, el gigantesco árbol navideño y el enorme Nacimiento (Belén) dan una atmósfera perfecta.
Sobre el escenario, una mujer con una gran trayectoria artística y una voz privilegiada: Eugenia León.
Considerada por muchos críticos como la mejor cantante de México, es también una de las cantantes más reconocidas de habla hispana. Quienes tenemos memoria, no podemos olvidar su triunfo en el Festival OTI de 1985, en Sevilla, España, el cual coincide con los terremotos que devastaron a la Ciudad de México ese año. Mientras el país se debatía entre la tragedia y el sufrimiento, notoriamente abrumada, Eugenia León hizo gala de fortaleza en el escenario llevándose el triunfo. Sin duda, esa actuación consolidó su carrera.
Su repertorio ha ido de la Trova al Tango, de la música contemporánea a la música de grandes orquestas, de Armando Manzanero a José Alfredo Jiménez, de Agustín Lara a Gabilondo Soler, Cri Cri.
Considerada por muchos críticos como la mejor cantante de México, es también una de las cantantes más reconocidas de habla hispana. Quienes tenemos memoria, no podemos olvidar su triunfo en el Festival OTI de 1985, en Sevilla, España, el cual coincide con los terremotos que devastaron a la Ciudad de México ese año. Mientras el país se debatía entre la tragedia y el sufrimiento, notoriamente abrumada, Eugenia León hizo gala de fortaleza en el escenario llevándose el triunfo. Sin duda, esa actuación consolidó su carrera.
Su repertorio ha ido de la Trova al Tango, de la música contemporánea a la música de grandes orquestas, de Armando Manzanero a José Alfredo Jiménez, de Agustín Lara a Gabilondo Soler, Cri Cri.
Tan sencilla como su espectáculo, nos lleva de la mano por un recorrido de villancicos, canciones típicas navideñas de varios países y canciones con un mensaje de paz. Canciones que todos sabemos o hemos escuchado. De John Lennon a José Feliciano, de Sudamérica a El Caribe.
Todo en una agradable e invernal tarde de otoño.
La gente continúa llegando a la plaza. Poco a poco la voz de la cantante atrae a más y más gente. Y es que se antoja cantar o cuando menos sentarse y escuchar todas aquéllas canciones que de niños hemos aprendido. De pronto la Plaza luce casi llena. Innumerables familias presentes y gran cantidad de niños.
El ambiente es tan amable y tranquilo, que hasta los oficiales de policía a cargo de la vigilancia disfrutan relajadamente del concierto, sin descuidar sus obligaciones, toman fotos y video con su móvil. Dos oficiales femeninas, no muy lejos de mí, cantan alegremente un villancico, recargadas sobre una de las vallas a un lado del escenario.
Tiempo atrás, hace 2 años durante el 2do. Festival Internacional Chihuahua, Eugenia León había dado un concierto en el mismo lugar que éste día. Un entrañable homenaje a Gabilondo Soler, Cri Cri, con todas ésas canciones que por generaciones han deleitado a la niñez de éste país.
Blanca Navidad, Rodolfo el Reno, Felíz Navidad, El Niño del Tambor y muchísimas otras canciones nos llenaron de bellos recuerdos de otros tiempos, inolvidables infancias y anhelos de un mejor futuro.
Y ya entrados en ambiente y para cerrar con broche de oro, El Ratón Vaquero, una de las inolvidables de Cri Cri. Y como era de esperarse: ningún niño sabía la letra, ningún adulto la había olvidado.
Un buen final, una lluvia de aplausos de pie, una buena tarde, una gran intérprete y muchas de las canciones que son parte de nuestra vida. En fin, una tarde deliciosa.
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