Mali es un lugar muy lejano, pero similar en una cosa con Chihuahua: el desierto.
Mali es una República africana localizada en el norte del continente. El desierto del Sahara cubre gran parte de su territorio. Sin embargo, como suele suceder, en los terrenos más áridos hay abundancia de otras cosas, entre ellas el talento.
La noche luce perfecta. Cielo despejado, una leve brisa y una Plaza Mayor completamente llena. No es para menos. Los espectáculos africanos son altamente apreciados en éstas tierras norteñas y la afluencia de público lo deja muy claro.
Habib Koité y su grupo Bamada se adueñan del escenario. Mucho francés y muy poco español, pero no importa, porque su inglés es suficiente para comunicarse abiertamente con la concurrencia. Creo que le tomó 30 segundos o menos echarse al público a la bolsa cuando en su muy limitado español dijo que tenía 2 días de haber llegado a la ciudad y que no se cansaba de caminar por sus calles y tomarse fotos con la gente.
Luego vino su música.
África ha sido una fuente constante de cultura hacia todo el mundo. En cuanto a música se refiere, el continente americano rebosa de elementos africanos característicos en muchos de sus ritmos. Pero ahora también el mundo influye musicalmente en África.
Habib Koité y su grupo Bamada, son parte de la élite del afropop de Mali y de África en general. Su música tiene un corte bastante internacional, e incluso ha incorporado ritmos latinos en su música.
Una música que nos atrapó desde el principio, tanto por su ritmo como por la sencillez y humildad de Habib Koité. De la balada tranquila a las canciones rítmicas o tribales, era un verdadero agasajo escucharlo. Era incontable la cantidad de gente que movía sus pies o cabeza al ritmo de su música. Y más aún cuando la canción incorporaba percusiones típicas africanas.
Aunque el idioma oficial de Mali es el francés, hay muchas otras lenguas tribales habladas por la población. Y no podían faltar algunas canciones en esas lenguas tan fonéticamente ajenas, pero tan cercanas en sentimiento.
No podía terminar su presentación sin interpretar ritmos tribales e invitar a todos a bailar. Todos de pie, tarareando, aplaudiendo y sonriendo. Por si fuera poco, Habib improvisó en sus canciones incluyendo la palabra Chihuahua como parte de la letra de un par de canciones.
Pocas veces vi a la gente tan felíz en la plaza. Y es que Habib Koité tiene ese don, de transmitir felicidad a través de su música.
Mali es un lugar muy lejano, pero similar en otra cosa con Chihuahua: somos pueblos que todo lo celebramos, bailamos como pocos y somos sencillos como el que más.
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