Victor Hugo jamás imaginó algo así.
Arriba, en las pantallas, Quasimodo defiende a Esmeralda de la turba enardecida en la catedral de Notre Dame. Abajo, en el escenario, la música a ritmo de rock, las bien balanceadas voces y las coreografías le dan nueva vida y sonido a una película que nació muda.
La historia de Quasimodo, el deforme y jorobado campanero de la catedral de Notre Dame está llena de tragedia, de amor imposible, de traición, de nobleza y sacrificio.
La obra de Victor Hugo, Notre-Dame de Paris, ha sido llevada a la pantalla grande en varias ocasiones. También ha sido adaptada para la televisión y traducida a muchos idiomas. La compañía multidisciplinaria Vox Lumiere ha hecho algo más. Ha tomado la célebre versión norteamericana del cine mudo de 1923, The Hunchback of Notre Dame y la ha mezclado con multimedia y música en vivo en un espectáculo multidisciplinario de muy altos vuelos.
Tan altos, que ésta banda sonora ha sido considerada para 4 nominaciones del Grammy 2009, incluyendo el de Best Musical Show Album.
Un espectáculo que consiste en darle sonido a una película muda, con una mezcla de música instrumental, canciones escritas ex profeso y performances teatrales.
Una espléndida banda sonora de rock con cantantes/actores que lejos de demeritar a semejante joya de la cinematografía mundial, la reinventan al grado de que no sabes qué hacer, si ver la película en las pantallas y deleitarte con la banda sonora ignorando el escenario o por el contrario, mirar de lleno el escenario e ignorar la película.
Y es que no hay piedad para los sentidos. Mientras la obra maestra del director Wallace Worsley nos cautiva con esos escenarios lúgubres del París del siglo XV, en un blanco y negro que acentúa aún más el oscurantismo de la época, la perniciosa naturaleza humana de los villanos de la película y las deformidades de Quasimodo, la otra obra maestra, la de Vox Lumiere nos deslumbra con el color, el delicioso estruendo del rock, las voces educadas, y la belleza de las cantantes.
No era pues de extrañar que el público estuviera completamente absorto y en completo silencio. No era tampoco de extrañar que los más jóvenes se entusiasmaran con los requintos estridentes y se levantaran de sus asientos con el puño en alto en plena comunión con los guitarristas. Mucho menos era de extrañar el gran aplauso al final.
Un espectáculo que ha llevado a Vox Lumiere alrededor del mundo, pero The Hunchback of Notre Dame es sólo uno de cuatro espectáculos en el repertorio. Otras joyas de la cinematografía como Metropolis, The Phantom of the Opera y Peter Pan forman parte del portafolio de Vox Lumiere.
Una joya de la cinematografía acompañada por un excelente espectáculo. Y un grupo de actores, músicos y cantantes que no necesitaron escenario alguno. Y es que el talento es la mejor escenografía.
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