jueves, 2 de octubre de 2008

Plácido Domingo

Último evento y clausura del 4to. Festival Internacional Chihuahua.

El Corrido de Chihuahua nunca se había escuchado mejor...y dudo que vuelva a escucharse así alguna vez. Sólo imagínenlo, interpretado por la Orquesta Filarmónica del Estado de Chihuahua, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Chihuahua, El Mariachi 2000 de Cutberto Pérez y la voz de Plácido Domingo.

Mejor, absolutamente imposible. Un concierto incomparable llamado Una Mirada Al Futuro.

DSC09014_

Para los lectores de otros países, el Corrido en México, a grandes rasgos, es un género musical narrativo, que describe historias sentimentales, hazañas de personajes o hace homenaje a lugares. Muchas Ciudades o Estados tienen su propio Corrido el cual alcanza la categoría de himno local popular. Y el Corrido de Chihuahua es nuestro himno.

Así terminaba una noche de fábula. Esta vez, no hay fotografías del concierto que mostrar en este post, porque estaba expresamente prohibido ingresar al Estadio Olímpico Universitario con cámaras fotográficas o de video. Pero no importa, porque aquéllo era para escucharse, no tanto para verse. Y a falta de imágenes, juguemos con la imaginación.

Más temprano, a eso de las 6 pm, decido hacer caso a las recomendaciones de estar en el Estadio al menos una o dos horas antes. A las 6:30 ya estaba en mi lugar, sentado enmedio de aquél océano de sillas, desierto de personas. Escucho la radio a través de mi teléfono celular, para matar el tiempo. Mientras cambio de estaciones de radio, escucho desde el Con Te Partiró con el tenor Andrea Bocelli hasta Give All You Got de Chuck Mangione, el tema de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lake Placid 1980, que no escuchaba desde no sé ya cuánto tiempo. Y es curioso porque precisamente estoy asistiendo a un concierto donde veré y escucharé a un tenor en un estadio deportivo.

Son las 7 pm y el lugar luce apenas un poco más lleno. La gente llega de a poco en poco. Durante la siguiente hora, ví de todo.

Un par de filas adelante, una pareja mata el tiempo y la ansiedad comiendo 2 enormes bolsas de chicharrones. La mezcla del olor a chicharrón con abundante salsa y jugo de limón, llega hasta mí. El estímulo visual y olfativo no es ignorado por mis glándulas salivales, así que decido voltear a otro lado antes de empezar a babear como un San Bernardo.

Atrás, una chica adolescente muy pasada de peso y con el cabello teñido de azul devora un algodón de azúcar, de esos precisamente de color azul, apenas un poco diferente al color de su cabello.

El vendedor de bolsas de chicharrón no deja de sonreír, pues la gente hace fila para comprar su producto. La cantidad de salsa picante y jugo de limón que vierte en las bolsas me hace pensar en cuántos no dormirán por la gastritis ésta noche.

Los clamatos gozan de igual bonanza. Algunos lucen enormes apios que sobresalen del nivel del vaso. Algunos otros, más exóticos, ostentan un trozo de carne seca, que al igual que un iceberg, solo la punta sobresale del líquido rojo, las otras 3/4 partes yacen sumergidas en esa mezcla roja de jugo de almeja, jugo de tomate y salsas picantes, capaz, a decir de los enterados, de reintegrar rápidamente a la sociedad a aquéllas víctimas de una noche de excesos alcohólicos.

Un par de voluptuosas jovencitas pasan frente a mí, con vestimentas más propias del sofocante clima de Mayo que de las cuasi-invernales noches frías de otoño como la de hoy, en un franco desafío a los dioses del clima. Minutos más tarde, otro par de chicas, ya no tan jóvenes y muy pasadas de voluptuosas desafían a los dioses de la dieta, portando gigantescas bolsas de Tostitos. Los dioses de la dieta cobrarán muy cara la afrenta, estoy seguro.

Son ya casi las 7:45 pm y las gigantescas nubes de polvo iluminadas por los reflectores del estadio, son evidencia de la gran cantidad de automóviles cuyos conductores a esta hora, buscan desesperadamente donde estacionarse en los enormes terrenos baldíos que rodean al estadio. El aire a veces es realmente molesto por la gran cantidad de polvo.

Un par de chicas, rubias Clairol, se enfrentan a la siguiente situación: tienen boletos, pero sus lugares están separados en filas distintas. Para su suerte, ambos lugares están en el extremo de sus respectivas filas. En un brillante despliegue de pensamiento lateral o de valemadrismo, dependiendo del punto de vista, una de ellas mueve su silla de la fila que le correspondía y la pega a la silla de su amiga, en la otra fila. La regla es que no puedes cambiarte de lugar, pero nadie dijo que el lugar no puede cambiarse de fila.

Ya son las 8 pm, el estadio luce como a un 75% de ocupación y las nubes de polvo han desaparecido, evidencia de que ya no hay lugares ni en los terrenos baldíos junto al estadio y ahora la gente se estaciona sobre la Avenida de la Juventud o tan lejos que ya ni el polvo llega.

El sonido local anuncia el retraso del inicio del espectáculo debido a el giganteso embotellamiento de tráfico que tiene atrapado, a juzgar por la gente que falta y los boletos vendidos a cerca de 7 mil personas. Algunos testigos dan testimonio de un embotellamiento de unos 3 kilómetros de largo por 3 carriles de ancho.

Son las 8:30 y por fin el espectáculo da inicio.

Qué se puede decir de Plácido Domingo que no se haya dicho antes. El mejor tenor del mundo y tal vez el mejor de todos los tiempos. Jaime Almeida, el mejor musicólogo de México y presentador del espectáculo dijo: El escenario más importante del mundo, es aquél donde se presente Plácido Domingo...y eso ocurrió anoche, aquí.

Acompañado por la soprano boricua Ana María Martínez, perfecta comparsa, la noche transcurrió de selecciones de la ópera Fausto a las clásicas I Could Have Danced All Night de Mi Bella Dama y Tonight de Amor Sin Barreras.

9:45 Intermedio y la gente seguía llegando al estadio, que ya lucía muy por encima del 90% de ocupación.

Luego vino la segunda parte, una en la que Plácido Domingo es especialmente bueno y género que lo vió nacer como cantante, la zarzuela. Y llegó el fin del programa oficial. Pero empezaba lo que a mi gusto fué todavía mejor, una selección de canciones entre las que destacaron Bésame Mucho y Granada.

Para estas horas, mucha gente estaba abandonando ya el estadio. Momento ideal para decir lo que decimos tanto en México: no se vayan que ahí vienen los Mariachis. Y llegaron.

El Mariachi 2000 de Cutberto Pérez, oriundo de Ojinaga, Chihuahua, hizo suyo el escenario. Y si bien Plácido Domingo cambió de vestuario unas 5 o 6 veces durante la noche, ésta vez apareció enfundado en traje de charro ocasionando la exclamación de sorpresa y el aplauso de los miles que estábamos ahí.

La noche ya había pasado el nivel de fantástica desde hacía buen rato. Pero fué más allá al sonar las notas del Mariachi y las letras de José Alfredo Jiménez. Pero los mariachis no callaron, no. Las notas de El Rey casi hicieron saltar a todo el estadio que ni tardo ni perezoso cantó con el tenor más ranchero del mundo. Pero faltaba más....faltaba el gran final con el que inicié éste post.

Las notas del Corrido de Chihuahua hicieron estallar de júbilo a la concurrencia, notas que con bombo y platillo, literalmente hablando, hicieron sonar como nunca a nuestro himno. Y la noche acabó con mucha pirotecnia, bajo un cielo iluminado por luces de colores, que aunque muy brillantes, nada siquiera comparable al brillo de la estrella de la noche: Plácido Domingo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Por primera vez en los nueve a%os que tengo viviendo fuera de la ciudad de Chihuahua, me puede no estar alla....y eso ya es mucho decir!

Manuel Muñoz Aldana dijo...

Tarde o temprano el terruño se extraña...y el año próximo con las celebraciones del tricentenario estoy seguro que querrás venir.

Anónimo dijo...

Nacida en San Francisco del Oro, y viviendo desde hace 20 años en Monterrey, todavía siento cosquillas cuando escucho nuestro corrido, y ahora imaginarmelo cantado en voz del señorón Placido Domingo no me queda más que decir, siento envidia no haber estado ahí.

Manuel Muñoz Aldana dijo...

Créeme que fué uno de esos momentos en que las lágrimas se salen solas de lo emotivo que es escuchar el corrido en semejante voz acompañado por otras 30 mil voces que estábamos en el estadio. Una experiencia de una vez en la vida.

Reportera dijo...

Qué bonita descripción has hecho de ese evento, que aunque muy tarde me entero de esto, de todos modos me despierta emoción, alegría y nostalgia por mi tierra... sobre todo imaginar a Plácido Domingo cantar el "Corrido de Chihuhua", que cuando uno lo escucha lejos de su tierra, le llega hasta el alma, al escuchar su letra.

Manuel Muñoz Aldana dijo...

Así es Reportera, fué uno de los eventos más emotivos y grandiosos que haya habido en la ciudad. Valió la pena vivirlo, simplemente inolvidable.