Décimo día de eventos masivos del 4to. Festival Internacional Chihuahua.
De niño, escuché la frase donde da vuelta el aire, al referirse a un lugar tan lejano, que el viento llegaba hasta ahí, luego regresaba. Algo así como un lugar en el fin del mundo. Después supe que en verdad hay lugares así.
Uno de ellos es Sudáfrica. Una tierra mítica, histórica y ancestral, hogar del Australopithecus hace unos 3 millones de años y de la etnia Zulu actualmente. Un lugar donde literalmente, el viento regresa desde la región polar y donde el Atlántico y el Indico se hacen uno solo.
Tierra de diamantes, oro y platino, lugar de océanos llenos de tiburones blancos y tormentas. Tanto que el navegante portugués Bernardino Díaz bautizó al extremo más al sur como Cabo de las Tormentas y que después se llamaría Cabo de Buena Esperanza, porque era lo único que les quedaba a los navegantes que osaban cruzar más allá.
Célebre por el Apertheid y Nelson Mandela, éste país es una mezcla de etnias e inmigrantes que se remonta a los tiempos de los grandes navegantes españoles, portugueses, holandeses e ingleses que obligadamente llegaban ahí en sus viajes hacia la India y sus codiciadas especias.
Es también uno de los últimos refugios para la vida salvaje de Africa. Tierra de grandes felinos y toda la fauna salvaje que podamos imaginar, es el verdadero show en vivo de National Geographic o Discovery Channel.
Un mosaico tan diverso, eventualmente nos daría un espectáculo igualmente diverso y alucinante. African Footprint nació en 1999, a raíz de las festividades del milenio. Desde entonces, ha sido uno de los espectáculos africanos más vistos a nivel mundial, de hecho, se calcula que rebasa con facilidad los 250 millones de espectadores, en parte por sus presentaciones televisadas a nivel internacional.
African Footprint ha estado en gira por años, presentándose en lugares tan diversos como Inglaterra o México, como India y Alemania. Es un espectáculo multidisciplinario de canto, baile y música moderna en un estilo tan teatral como una puesta en escena de Broadway y tan espectacular como un show de Las Vegas.
Un show que no deja espacio ni para el respiro, vertiginoso, sin pausas. Una hora continua de bailes espectaculares, pulcras coreografías, alardes atléticos y cambios de vistosos y coloridos vestuarios que nos llevan desde los orígenes de sus etnias hasta la modernidad de hoy y el futuro que esperan alcanzar con la Copa Mundial de Fútbol 2010.
Se le considera el mejor show africano en la actualidad. Y en verdad lo es.
Sin duda alguna, una de las producciones más espectaculares que hemos visto del festival y de la que ha causado los aplausos más prolongados y emocionados del público.
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