Stomp

Undécimo día de eventos masivos del 4to. Festival Internacional Chihuahua.

Es poco lo que se puede decir que no se haya dicho antes.

Es uno de los espectáculos más aclamados y vistos en el mundo entero. Creado en 1991 en Brighton, Inglaterra, este show ha permanecido en giras mundiales por 15 años, supera por mucho las 5 mil representaciones tan sólo en Broadway, es un show permanente en Las Vegas, tiene 5 compañías o grupos diferentes que se presentan alrededor del mundo, han hecho comerciales para Coca Cola, Toyota, Seat, Target y muchos otros.

Se han presentado lo mismo en el Carnaval de Rio que en la Acrópolis de Atenas. Han hecho producciones cinematográficas, desde DVDs de sus giras hasta una película en formato IMAX, sus videos abundan en YouTube y han ganado cuanto premio podamos imaginar.

Temprano por la tarde, a eso de las 4 pm, pasé por Plaza Mayor y ya había gente ocupando los lugares más cercanos al escenario, eso daba una idea de lo que vendría más tarde.

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No era pues de sorprender que la plaza estuviera absolutamente desbordada de gente desde las 7 pm, la mayor audiencia desde que empezó el festival, tanta que por primera vez en esta edición hubo que cerrar al tráfico las calles aledañas, lo cual causó un monumental problema de circulación en el centro de la ciudad.

Desde el templo de San Francisco hasta las paredes de Palacio de Gobierno, aquéllo era un sólo bloque de gente esperando por este gran espectáculo que desde que se anunció meses atrás, ya había causado revuelo y expectación.

Desde los primeros segundos del show, el público se metió de lleno en él, aplaudiendo, gritando y coreando lo que fuera. Incluso tratando de imitar las percusiones del número en turno. La avalancha de bailes de Tap, Hip Hop y danza moderna se mezcló con los sonidos perfectamente afinados y coreografiados de las percusiones que provenían de cualquier cosa: escobas, botes de basura, tambos, cubetas, tubos de PVC y prácticamente cualquier objeto imaginable.

La increíble capacidad atlética y coreográfica de los integrantes del show, simplemente nos dejó boquiabiertos. En el diccionario, bajo la definición de sicomotricidad y de coordinación ojo-mano, definitivamente hay una foto del show.

Algunos espectadores tuvieron la oportunidad de subir al escenario como parte de uno de los números, lo cual fué muy festejado por la concurrencia y es ya un motivo de presunción para los afortunados.

La llovizna que empezó a caer apenas empezado el show y que amenazaba en momentos en convertirse en lluvia, fué absolutamente ignorada por todos. Nadie se movió de su sitio.

Al término del show, la compañía no tuvo más remedio que regresar ante la otra lluvia, la de aplausos chiflidos y gritos del público que quería más...y obtuvo más. Fué una noche realmente de anécdota, no sólo por el espectáculo, sino por el mar de gente que se volcó para verlo.

Y ahí estaban todos: niños muy pequeños que no dejaban de sorprenderse de ver botes de basura convertidos en instrumentos musicales, tal y como ellos lo hacen en sus juegos. Jóvenes que no dejaban de chiflar, gritar aplaudir y bailar. Adultos que no perdían detalle ni dejaban de sorprenderse.

Y al final, la gente se quedó en la plaza, para platicar, para comer algo, para lo que fuera, pero aquéllo no terminó cuando acabó. Y eso sólo sucede cuando en el aire se queda la buena vibra, la que deja la gente que se reúne en grandes cantidades para pasarla bien, divertirse y disfrutar.